Una noche en el Munich cuando no hay mas compañia que la ausencia, a veces cuesta trabajo estar con uno mismo. Y entonces te das cuenta que la más mínima distancia es demasiado, si del otro lado, está lo que en verdad te importa. Y escribes ... lo que no puedes decir. Y dices ... lo que no puede oir.
Y las copas vacías sobre la mesa, la noche desvelada, el frio de la madrugada ... son testigos mudos, de una extraña tristeza.
martes, 2 de junio de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario